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El espía que se comió su propia muestra: la historia de Alexander Litvinenko

A día de hoy, el asesinato de Alexander Litvinenko sigue sin resolverse por completo, aunque hay muchas teorías. Te contamos más.

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Alexander Litvinenko
Francisco María
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Aleksandr Válterovich Litvinenko, nacido en Vorónezh en 1962, fue un oficial del servicio secreto ruso (KGB) especializado en la investigación del crimen organizado. Se unió a las Tropas Internas del Ministerio de Asuntos Internos de la Unión Soviética en 1980.

Su carrera tuvo un ascenso vertiginoso. Sin embargo, en 1998, Litvinenko afirmó haber descubierto vínculos entre altos funcionarios gubernamentales y grupos de la mafia rusa. Ofreció una conferencia de prensa al respecto y después fue despedido de la KGB por orden directa de Vladímir Putin.

Alexander Litvinenko también fue arrestado. Tras su liberación, en noviembre de 1999, voló a Londres con su familia, obteniendo asilo. En la capital británica, se convirtió en periodista, escritor y consultor de los servicios de inteligencia británica. Siete años después murió en extrañas circunstancias.Espías

Un personaje perseguido y controvertido

En 2002, Litvinenko fue condenado a tres años y medio de cárcel en Rusia por corrupción, aunque se encontraba en el Reino Unido en ese momento. La prisión en Rusia ocurrió in absentia, agregando capítulos controvertidos a la historia de este enigmático personaje.

Aunque la colaboración nunca fue oficialmente confirmada, se especulaba que Litvinenko trabajaba como consultor para MI5 y MI6. Se dice que solía compartir sus ideas con contactos, muchas veces sin tener evidencia sólida de sus afirmaciones.

Muchos piensan que Alexander Litvinenko solo buscaba atraer la atención hacia sí mismo. A menudo, sus acusaciones extravagantes eran aceptadas sin cuestionamientos por los medios británicos.

La extraña muerte de Alexander Litvinenko

Alexander Litvinenko cayó enfermo repentinamente en noviembre de 2006 y fue hospitalizado. Tres semanas después, falleció, convirtiéndose en la primera víctima confirmada de síndrome de radiación aguda causado por un elemento radiactivo llamado “polonio-210”.

La investigación posterior encontró que 22 días antes Litvinenko había ido al Millennium Hotel para encontrarse con excolegas de la inteligencia rusa. Las cámaras de seguridad captaron sus movimientos. Tomó té con sus acompañantes y luego fue a casa.

Horas después de reunirse con sus excolegas, Litvinenko comenzó a sentirse mal. Ingresó al hospital el 3 de noviembre con vómitos y dolor. Aunque mostraba signos de envenenamiento radiactivo, los resultados iniciales fueron negativos. Sus órganos vitales empezaron a fallar de manera secuencial, desconcertando a los médicos.

Después de 18 días en el hospital, la causa de su enfermedad era aún un misterio. Como último recurso, enviaron muestras al centro de desarrollo nuclear de Aldermaston. Allí, los científicos detectaron polonio-210, un componente de las bombas nucleares, explicando así la radiactividad no detectada previamente.

Una investigación minuciosa

El caso pasó de ser catalogado como “sin explicación” a una investigación por asesinato. La Policía Metropolitana inició una pesquisa con más de 100 detectives, rastreando la huella de polonio por toda la ciudad y más allá. Londres se volvió radiactiva, con contaminación detectada en lugares como el metro, hoteles y estadios.

Andrei Lugovoi y Dmitry Kovtun, exespías rusos, se convirtieron en los principales sospechosos. La investigación reveló la compleja ruta del polonio, que iba desde el encuentro en un restaurante contaminado hasta el Pine Bar del Hotel Millennium, el lugar más afectado. Lugovoi y Kovtun enfrentaron acusaciones de asesinato.

La evidencia apuntó al polonio-210 como el arma elegida, vinculándolo a la planta de Avangard en Sarov, Rusia. Expertos sostuvieron que el polonio-210 estaba regulado por el Estado, desacreditando la posibilidad de un crimen organizado independiente.Bandera rusa

Polémicas tras la muerte de Litvinenko

En octubre de 2011, el fiscal Lord Macdonald expresó públicamente sus sospechas de que el asesinato fue una “ejecución de Estado” perpetrada por Rusia.

La investigación pública comenzó en enero de 2015 y proporcionó nuevas evidencias sobre el caso. A pesar de diferentes desafíos legales, la investigación avanzó solo hasta julio de ese mismo año.

A pesar de las afirmaciones contundentes del tribunal, el Kremlin ha mantenido su postura de negación, calificando la investigación de “politizada” y rechazando cualquier responsabilidad en el envenenamiento de Litvinenko.

Las consecuencias del caso

El caso Litvinenko tuvo un impacto significativo en las relaciones diplomáticas entre el Reino Unido y Rusia. El gobierno británico exigió una investigación exhaustiva y se negó a extraditar a los sospechosos, lo que generó una tensión diplomática sin precedentes. Finalmente, en 2016, un informe oficial concluyó que Putin «probablemente» había aprobado el asesinato de Litvinenko.

La historia de Alexander Litvinenko es un claro ejemplo de los peligros y las consecuencias de enfrentarse a los servicios de inteligencia rusos. Su valentía y determinación al denunciar la corrupción y los abusos de poder le costaron la vida, convirtiéndolo en un símbolo de la lucha por la libertad y la transparencia. Fue el precio que al final tendría que pagar.

El caso Litvinenko también puso en evidencia las tácticas empleadas por los servicios de inteligencia rusos para silenciar a sus enemigos. El uso de sustancias tóxicas y radiactivas como herramienta de asesinato demuestra la falta de escrúpulos y el alcance ilimitado de estos organismos en la persecución de sus objetivos.

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